viernes, 20 de noviembre de 2015

Amigurumis (8)

Normalmente, cuando hablo de amigurumis lo hago sobre varios en un mismo post. En esta ocasión solo hablaré de un proyecto que me ha durado meses y meses. Por encargo de una ex-compañera de trabajo, hice a sus sobrinos vestidos de comunión ya que el 24 de mayo de este año la celebraron.


Creo que este proyecto empecé a hacerlo después de Navidad, en cuanto ella me mandó las primeras fotos de sus sobrinos vestidos con los que serían después sus trajes de comunión. A raíz de esas fotos, busqué patrones, los modifique hasta terminar contenta con el resultado. AVISO: las fotos sobre el proyecto no son de lo mejor, porque las iba haciendo a medida que avanzaba el proyecto para mostrárselo a la actual propietaria. 

Primero hice el cuerpo y la cabeza de cada uno de los muñecos. En el caso de ella, como se ve en la foto, todo en color carne excepto los zapatos en un tono gris y las braguitas blancas. En el caso de él, los pantalones de un tono verde (a mi gusto un verde muy feo, pero es el tono que me pidió) y los zapatos grises, el resto del cuerpo en color carne igual a ella.


Después pasé a ponerle cabello a cada uno de ellos. Quizás no lo parezca, pero ponerle cabello es una tarea muy lenta, larga y algo aburrida. Hay que poner cabello por cabello a lo largo de la cabeza, vigilando como lo pones para no sacar el relleno hacia fuera, y a la vez que no se vea el color de debajo, porque si lo hace, queda bastante mal. 



Una vez ya tenía todas las piezas terminadas y antes de coserlas entre ellas, me tocó hacerle la ropa tanto a ella como a él. Por pedido expreso de mi excompañera, el vestido de ella y la camiseta de él fueron hechos en tela. Si hacer el cabello fue largo, hacer la falda de la niña fue muy laborioso, pero al final el resultado quedó muy bien. 


Y ya una vez todas las piezas estuvieron cosidas, solo faltaron los retoques. En el caso de ella, añadirle una chaquetilla en un color beige y una diadema de flores en la cabeza (de la que estoy muy orgullosa y enamorada de como quedó) y para él, un pañuelo a conjunto con el color de los zapatos. Y ahí ya sí terminó el proyecto. 


Sinceramente, aunque me gustó hacer este proyecto, he comprobado, una vez más, que cualquier trabajo manual, nunca se valora el verdadero trabajo que hay detrás. No se tienen en cuenta las miles de horas que una pasa detrás de cada proyecto, de cada detalle, de la minuciosidad y el cuidado que se pone. No está para nada valorado para no hablar del precio. En el que la gente parece que no tiene en cuenta que además de las horas que la persona dedica, también hay que contar con el material, y el algodón para hacer ganchillo es caro y en un proyecto como este, la cantidad de algodón y de relleno que se usa es bastante. 

Los niños de la comunión con sus muñecos y su madre

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