viernes, 2 de octubre de 2015

¡Ya son 26!

Hoy hace justo una semana que cumplí mis 26. Por dios que rápido pasa el tiempo. Y aunque tengo que decir que los 25 fueron realmente bastante malos, estos 26 han empezado mucho mejor y aún tengo la esperanza que sigan trayendo cosas buenas en estos 12 meses que quedan.


Realmente, aunque ahora digo que empecé muy bien, eso no es así. El mismo día de mi cumpleaños lo pasé bastante mal. Desde las 12 de la noche y durante todo el día, me dio un bajón terrible. No por los años que hago, no por hacerme un poquito más vieja, sino porque parecía que toda la gente a la que yo quiero, esa que día a día está a mi lado y que sé que me quiere, o eso creo, se olvidó de mí, de mi día, de mi cumpleaños... Llegando a estar hablando conmigo rato y rato sin decirme absolutamente un felicidades. Quizás otra gente no valora tanto lo que es el cumpleaños, pero para mí, es un día mío, un día en que yo soy la protagonista, cuando, de normal, suelo preferir estar en un segundo plano, por eso cuando es mi día, quiero disfrutarlo. La verdad es que tengo que agradecer a unas amigas aguantarme el día de mi cumpleaños porque me puse algo tonta con todo el tema, pero lo mal que lo pasé ese día, tenía que compartirlo con alguien. Ya dicen que no es bueno quedártelo todo para ti, ¿no?


Además de eso, hay que sumarle que al día siguiente yo quería ir a la fiesta Holi que se hacía al lado de casa, en la Sala La Mirona. Desde hacía un tiempo se lo había comentado a mis amigos, que podríamos ir todos y así aprovechábamos y celebrábamos ahí mi cumpleaños y por una cosa o por otra todos me iban dando largas. Al final terminé desistiendo e iba solo con un par de amigos a la fiesta. Así que, como por horario nadie podía venir a la fiesta, cambié a hacer una cena post-fiesta y ni así. Eso realmente terminó de rematar mi día, porque no era solo que no vinieran, sino que ni siquiera me contestaban a los whats app, los dejaban ahí como leídos y ya está.

Así pasé mi grandísimo (nótese la ironía) cumpleaños que mejoró un poco por la noche cuando mi tía vino con algunos de sus regalos que me encantaron. Una taza llena de muñecas japonesas para hacer infusiones de esas que tienen tapa y dentro una rejilla para poner las hierbas y unas manoplas de silicona para cuando hago mis pasteles. Tengo que añadir que en julio fui a un concierto de Sopa de Cabra que fue un regalo adelantado de su parte también.


Después de eso, fui con mis padres a cenar al Udon. Todos saben que la comida japonesa me encanta y como es costumbre en casa, la persona del cumpleaños elije el restaurante y como mis padres no lo habían probado aún, fuimos ahí y después a tomar un increíble helado. Al llegar a casa, también cayeron algunos regalitos de su parte. Un juego de sábanas con muñecas japonesas, un mini trípode para la cámara, un Lekué que tengo que aprender a usar, pero al que tengo ganas de estrenar y unas zapatillas de estar por casa Minion que me enamoraron.


Y ahora viene el momento más emocionante de mi cumpleaños. Al día siguiente, después de prepararme para la fiesta, de esperar junto con mi Ele-chan a que Eloi nos viniera a buscar para ir hacia la fiesta Holi seguía bastante rallada por todo el pasotismo y encima al subir al coche, Eloi metió un poco más de zizaña. Pero fue llegar donde siempre aparcamos y ver mucha gente en nuestro sitio de siempre. Como de lejos no veo nada, no le di importancia hasta que estuve ahí mismo y vi que toda esa gente eran mis amigos, los mismos que me habían dicho que no podían venir, los que me ignoraron. Realmente me pilló mucho de sorpresa que hubiesen preparado una fiesta sorpresa para mí. Creo que en estos 26 años es la primera fiesta sorpresa que me hacen y realmente no me pude emocionar más al verlos a todos ahí. Durante un rato me quedé sin habla, sin saber qué decir de la sorpresa y la emoción. Pero ahí no terminó todo, empezaron a venir todos los regalitos que tenían preparados para mi. Un juego de tazas y platitos de unos gatos monísimos, el salero y pimentero a juego de los mismos gatitos y también con el mismo motivo una especie de cuchara decorativa. También cayeron unas muñecas japonesas (la gente no sabe que me gustan, como se puede comprobar) una para poner el jabón en el baño y otra para los cepillos de dientes. Y también que me enamoró una manta Minion.


Como si no fueran suficientes regalos, Ele-chan me dio todos los suyos provinientes de Japón. Dos colgantes para el movil, uno con la cabeza de Jack de Pesadillas antes de Navidad y el otro de Jack y Sally. Los dos son amor puro. También unos papeles preciosos de unos conejitos, unas sales de baño de Aurora (mi madre siempre dice que de pequeña no podía dejar de verla) y otros en forma de Sakura. Un librito con fotos de MatsuJun



Y antes de entrar a la fiesta y pasarlo en grande, aún cayó una última sorpresa, un delicioso y enorme pastel de cumpleaños hecho de chocolate blanco especialmente para mi. La verdad es que aunque no empezara con el mejor pie el cumpleaños, es uno de los aniversarios en los que más me he emocionado y que recordaré con mucho cariño y una gran sonrisa y, sobretodo, a todos aquellos que lo pasaron conmigo y lo hicieron tan especial.


Además, dentro, la fiesta fue increíble. Polvos de todos los colores volando por el cielo, toda la gente sonriendo y feliz. Y exceptuando por alguna que otra ocasión en que los polvos entraron en los ojos y nos los hicieron arder (y algunos con lentillas sin poder frotárnoslos) todo fue genial. Y para todos aquellos que como yo pensaban: joder, nunca me han hecho una fiesta sorpresa! Ahora digo: sí, compensa pero lo mal que lo pasas antes de eso, no se lo deseo a nadie, la verdad.




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