Último traslado

Hoy, por fin, ha sido nuestro último traslado. Hemos tenido más suerte que ayer y hemos tenido unas vistas preciosas del Fuji mientras íbamos en coche hasta la estación. El Fuji hoy se veía precioso!! Ya no había ninguna nube por la cima, la única nube que podíamos ver era por la zona de abajo que hacia que quedara precioso para las fotos.

Después de algunas horas de tren, hemos llegado definitivamente a Tokyo. La verdad es que creía que el hotel estaría más cerca (eso o es que con las maletas todo el camino, por corto que sea, se hace largo). Una vez nos hemos instalado (no había mucho por instalar ya que la habitación es pequeña y solo hemos tenido que poner las maletas y ya está) teníamos intención de dar una vuelta por toda la zona de Asakusa y Ueno, pero hemos ido al centro comercial que hay al lado del hotel y con el dolor que teníamos en manos, codos y hombros (de llevar las maletas, para que se vea cuanto pesan) hemos decidido tomarnos la tarde para descansar y acabar de organizar los días que nos quedan.

Mientras estábamos organizando los días, Ele-chan iba leyendo y yo, tumbada en la cama le iba diciendo lo que me parecía bien y lo que no, ha ocurrido un hecho que nos hemos quedado alucinando..¡Hemos vivido nuestro primer TERREMOTO! ¡DIOS! ¡Ha sido increíble! Al principio me he sentido un poco: si que debo estar haciendo fuerza con los pies (que tenia puestos en la pared que separa las habitaciones) para que se mueva tanto a lo que Ele-chan pensaba: ¡Jud! ¡¿Quieres estarte quieta?!

Cuando ha terminado, ha bajado el chico del hotel a preguntarnos si estábamos bien y nos ha explicado que era un terremoto y que tenia una magnitud de 6.9 (en donde nosotros estábamos) y que eso pasaba unas dos veces al año o así, pero como ya lo tienen todo preparado por si hay terremotos no ha habido problema de ningún tipo.

Ya por la noche, hemos conocido a nuestros vecinos de la habitación Fuji (las habitaciones del hotel tienen nombres en lugar de números, la nuestra es la Tsuki, luna, la de al lado la Fuji y la otra se llama Sakura) y resulta que son catalanes. Así que nos hemos estado un buen rato hablando con ellos sobre un montón de cosas mientras cenábamos en la sala común del piso de abajo.

La verdad es que nos ha encantado conocerlos ya que hemos podido pasar un buen rato en compañía y así no éramos nosotras dos solas.